Hola chicos! Bueno os voy a contar un poco de cómo han sido mis prácticas.
He estado en la Residencia Infantil Las Rosas, tanto por la mañana como por la tarde. Los niños que se encuentran allí son de 2 a 18 años y se dividen en 5 grupos entre los pequeños, los medianos y los grandes. Mi grupo han sido los pequeños, de 2 años a 12 años. Mi tarea por la mañana era que se vistieran, desayunaran, se lavaran los dientes, se peinaran, que hicieran la cama, que tuvieran todo preparado y que fueran bien aseados. Luego comenzaban las rutas de los colegios y algunos educadores llevaban a los niños y de otros se encargaban los becarios, quienes viven en la residencia con la condición de ayudar si tienen que llevar a un niño a un centro deportivo o llevarles al colegio, etc. Después de las rutas, leíamos los partes de cada grupo, en los que había una ficha y describían que tal había sido la noche, al igual que hay de mañana y de tarde. Era muy importante esta función, ya que sabes la situación en la que se encuentra el grupo y si ha existido algún problema, si tienes que realizar alguna llamada, etc. Luego, mientras que los educadores llamaban a los colegios para saber si iba todo bien, o se iban con algún niño al médico o psicólogo, yo iba conociendo un poquito más a los niños leyendo los expedientes.
Mi tarea por la tarde consistía en recogerlos del colegio, nada más llegar a la residencia tienen un tiempo libre que muchos de ellos jugaban con los patines que acabábamos de comprar, otros al fútbol, etc. Después venía el momento de los deberes, les costaba mucho al principio pero luego en cuanto les metías caña, enseguida se ponían. Más tarde era el momento de las duchas, todos se duchaban antes de ir a cenar y luego iban todos al comedor. Después de la cena tenían un ratito libre para bailar, hacer coreografías, jugar a la play, jugar en la biblioteca, etc. Tomaban un cola cao, les acostábamos y les leíamos un cuento.
Así era mi día a día y el ultimo día les hice una sorpresa antes de ir a dormir, les regale un marco con la foto del grupo, les hice una pulsera a mano a cada uno y una piñata llena de chucherías. Ese día fue muy emocionante, porque llegaron todos con un detalle personalizado de cada uno, incluso me regalaron algún peluche con los que dormían para que me acordara de ellos.
Ha sido una experiencia inolvidable, ya que aunque al principio cuesta y es un poco duro ver la situación que viven niños desde tan pequeños, pero les ves la sonrisa de oreja a oreja que te ponen cada vez que te ven y el abrazo tan grande con el que te reciben, que te llenan de alegría y felicidad!